Repatea brinda herramientas y conocimiento a familias, profesionales e instituciones acordes a las necesidades individuales de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), desde un enfoque integral.

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Seguir aprendiendo cómo familia acerca del TEA es una tarea enriquecedora para poder lograr apoyar y orientar a nuestros hijos/as para que tengan una vida plena y feliz; ya hemos hablado acerca de qué es el Autismo y cuáles son los síntomas más comunes, pero también es muy importante entender los niveles o grados que hay en el Autismo, ya que de estos depende qué acciones o qué herramientas podemos emplear en la vida de nuestros hijos o hijas.

Para iniciar, hay tres tipos de grados, cada uno nos ayuda a identificar cuáles son las necesidades específicas de nuestros hijos/as y el nivel de acompañamiento y ayuda que debemos tener para con ellos.

El primer grado, se denomina como Autismo Leve; quiere decir una “persona que necesita ayuda”. Esta categoría recoge a personas con destrezas para la comunicación verbal y con cierta motivación por interactuar con los demás, pero con acercamientos que resultan algo peculiares para los semejantes.

El DSM, es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, que usan los profesionales de la salud mental para diagnosticar, estudiar y discutir información acerca de los diferentes trastornos. Este manual, clasifica a este primer grado como una persona que necesita ayuda en las áreas de la comunicación social y en los comportamientos restringidos y repetitivos.

Frente al campo de la comunicación, indica que sin ayuda y acompañamiento, esta situación puede causar problemas importantes, como la dificultad para empezar a interactuar con los demás y ejemplos claros de respuestas diferentes a la interacción social de otras personas, haciendo parecer que tiene poco interés en socializar con quienes están a su alrededor.

En cuanto a los comportamientos restringidos y repetitivos, señala que la inflexibilidad del comportamiento causa una interrupción importante con el funcionamiento en varios contextos, como pueden ser la dificultad para variar actividades, problemas de organización y planificación que dificultan la autonomía.

Este es el nivel más leve, ya que su sintomatología no es una barrera para que nuestros hijos/as puedan llevar una vida autónoma, aunque en ocasiones necesiten de nuestra ayuda.

El Autismo de grado dos puede empezar a presentarse después de los dos primeros años de vida de los niños o niñas, incluso antes. En este nivel la persona necesita una “ayuda notable”, dado que, estos niños/as presentan inconvenientes significativos en la comunicación social, verbal y no verbal, es decir tienen problemas para empezar con alguna interacción social y responden de una forma peculiar a la interacción de los otros y desarrollan un lenguaje muy limitado.

En la mayoría de los casos, presentan comportamientos repetitivos que incluyen movimientos o posturas reiterativos sin un fin determinado, suelen asilarse del mundo que está a su alrededor, también se les dificulta enfrentar cambios y tienen un campo de actividades e intereses bastante reducido que interfiere en su desenvolvimiento en distintos contextos. Además, tienden a sentir ansiedad y poner resistencia cuando deben cambiar el foco de su atención. Sin embargo, si reciben ayuda pueden lograr hacer algunas actividades diarias por si solos.

Además, el grado dos se caracteriza por la presencia de cambios en varios campos del desarrollo, como alteraciones cualitativas de las interacciones sociales, de la comunicación y el lenguaje, y comportamientos estereotipados.

Por otro lado, el tercer grado es el más profundo de los tres, es categorizado como “necesita ayuda muy notable”, es diagnosticado cuando la persona con TEA no ha desarrollado  su lenguaje, evita la mirada, presenta ecolalia, no demuestra interés en las personas que lo rodean, y le es difícil mostrar sus emociones.

De acuerdo al DSM, la falta grave de aptitudes de comunicación social verbal y no verbal causan alteraciones graves en el funcionamiento, por ejemplo: muy pocas veces inicia alguna interacción social, da una respuesta mínima a la interacción por parte de otros y sólo responde a aproximaciones sociales muy directas.

Del mismo modo, frente a los comportamientos restringidos y repetitivos se da la inflexibilidad de comportamiento, la extrema dificultad frente a los cambios, ansiedad intensa, entre otros que interfieren notablemente en el funcionamiento de la persona.

En resumen, no todas las personas que tienen esta condición tienen un mismo grado de Autismo, a cada uno lo afecta de manera distinta y requiere de mayor o menor ayuda y acompañamiento. Pero sin importar el nivel o grado que nuestros hijos/as tengan todos necesitan de ayuda, respeto, acompañamiento y sobre todo de mucho amor.

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