Tener un propósito en la vida es algo esencial. El 12 de febrero del año 2006 en la ciudad de Buenos Aires – Argentina, nace mi hijo Samuelito y este año, para su cumpleaños número 14, hago memoria de estos años y me encuentro con una carrera con múltiples obstáculos, retos, objetivos cumplidos, deseos por cumplir y bendiciones como familia, en medio de lo que es enfrentar un diagnóstico de Autismo.
Años buscando un diagnóstico, interminables horas de terapias, años en tratamientos por problemas respiratorios, alergias constantes, displasia de cadera, reflujo gástrico, hipersensibilidad sensorial, hipotonía muscular, falta de control de esfínteres hasta los 7 años, lenguaje limitado y repetitivo hasta los casi 6 años, incontrolables pataletas por no poder expresar lo que sentía, fugas incontroladas al salir corriendo y que su vida corriera peligro, 3 veces en las que se perdió y nuestro corazón estuvo desbordado en llanto, años intentando que se conectara con nosotros y quisiera interrelacionar con su hermano, prácticas de todos los deportes buscando estimularlo, que compartiera con otros, que se fortaleciera y lo más importante, que fuera feliz. Música desde los 3 años y una carrera contra el tiempo que nos permitiera estimular su cerebro y ayudarlo a generar aprendizajes en todos los espacios, aun cuando las primeras veces hubiera reacciones incomodas por temor a nuevos retos en su vida, a nuevas personas, nuevos lugares, etc.
Papá, mamá y hermano, siempre apoyando los procesos de Samuelito y ahora Nina, una perrita que llegó a nuestra vida como un regalo de Dios, para cumplir un propósito grande en estos procesos y hoy cumple el rol de perra de apoyo emocional y lo acompaña en todo momento.
En estos años años hemos aprendido a superar el temor social, el juzgamiento, la lástima, la falta de tolerancia y la indiferencia e ignorancia por no conocer sobre “Autismo” hoy “Trastorno del Espectro Autista”
La palabra resilencia, lucha, entrega, sacrificio, perdón, trabajo 24 horas al día 7 días a la semana, la fe, el entregarnos de cuerpo y alma al Señor, son sólo algunas de las cosas que hemos podido aprender en este camino.
Si lees esta historia podrás pensar que no estas sol@, que aun cuando hay días oscuros, siempre hay esperanza y mañana el sol puede brillar.
Hoy nuestra familia vive intensamente, no hay descanso, siempre haciendo algo por enseñar a nuestros hijos a desarrollar sus dones y talentos para construir un proyecto de vida, sabiendo que son hijos de Dios, creados con un propósito, que son únicos y que la diferencia no te hace menos, en muchos casos te hace más; más genuino, más autentico, más honesto, más …….más especial.
Hace 2 años largos empezamos a trabajar con nuestro hijo menor Gabrielito el modelo de Home School, entendiendo que era la oportunidad que Dios nos estaba regalando para entregarnos a él, tener tiempos únicos que no habíamos podido vivir en sus primeros años de vida, por estar enfocados en todos los tratamientos terapéuticos de Samuelito.
Este tiempo ha sido especial y hemos podido sanar su corazón y trabajar emocionalmente, para que pueda aceptar la realidad que vivimos como familia y que a veces no es fácil de aceptar para un niño.
Hoy trabajamos con nuestros dos hijos el modelo de educación Home School, lo cual nos permite potencializar sus talentos y ayudarlos a construir su proyecto de vida, hemos podido entender el plan de Dios al enviar a Samuelito a nuestra familia. Entendimos que estas personas maravillosas llegan a nuestra vida a trasformarla y a enseñarnos cada día a levantarnos, a seguir luchando, a reír, a llorar, aun cuando la adversidad este presente en nuestra vida.